jueves, 31 de octubre de 2013

El obispo Medina me apuntó” testimonió Eblogia Cordero de Garnica de 81 años

 El obispo Medina me apuntó” dijo Eblogia, quien estuvo junto a su nieta que tenía 8 meses cuando desapareció su hijo.

Por Mariana Mamani
Fuerte testimonio de una gran luchadora
Una jornada muy fuerte se vivió en una nueva audiencia de este segundo juicio oral y público con testimonios dolorosos de tres expresas políticas Martina Chávez y Ninfa Hokofler que declararon a través de videoconferencia desde el Consulado de Argentina en Francia; y luego Eblogia Cordero de Garnica firme con su pañuelo blanco declaró ante el Tribunal Oral Federal en lo criminal Nº 1 de Jujuy. Momentos muy emocionantes en la sala ya que por video conferencia las tres se saludaron y se reanimaron para buscar la verdad y la justicia con una firme memoria.

Martina Chávez declaró por primera vez, emocionada y por primera vez relataba en castellano el horror del infierno de su detención, ya que fue Francia quien la acogió después del destierro que padeció en 1980 y tuvo que integrarse a otra lengua, otra cultura. “Hablar francés fue sobrevivir de nuevo. Las palabras no son suficientes para describir el horror, el despojo, la soledad”

Martina, secuestrada en 1975 en San Pedro de Jujuy. La llevaron a la seccional de Gendarmería de Ledesma, vendada y atada donde fue humillada, golpeada, torturada fue interrogada por su compromiso político. Ella era alfabetizadora de los zafreros y eso parecía un “delito”.

Luego trasladada al Buen Pastor hasta noviembre y tras un gran operativo bélico llevada a Villa Gorriti.

Relató que vio a Dominga Álvarez, Alicia Ranzoni y Juana Torres llegar al centro clandestino de Villa Gorriti el 1 de junio, muy golpeadas, “estaban torturadas tenían hematomas, muy humilladas”, dijo. Las sacaban a cualquier hora del día y de la noche en comisiones. “Me impresionó que guardaban su dignidad hasta el final. Una celadora les había contado que a las chicas las llevaban al RIM 20 área 323 y al centro clandestino de Guerrero. La última noche antes que se las llevarán, estaban aterrorizadas, esa noche tenían el presentimiento que no volvían. Juana entregó a Artunduaga una medallita y un mensaje a su beba - Laura López- “Si yo no vuelvo es porque deseaba una sociedad justa” dijo Martina ante el tribunal y resaltó que pertenece a una generación diezmada. En varias oportunidades destacó el acuerdo tácito que tenían las detenidas, ante el plan de exterminio de los militares; por ello se daban fuerza, no se quebraban ante tanto maltrato físico, psíquico, aislamiento, requisas violentas, sin atención médica, interrogatorios. Los militares iban de día y de noche al pabellón Singh, Braga, los hermanos Ortíz “yo lo ví varias veces sacarlas a torturar”. También entraba el obispo Miguel Medina que tenía posibilidad de entrar. Los Ortíz amenazaban, requisaban, “eran dueños de nuestras vidas decían que íbamos a salir locas”, afirmó. Describió que las celdas eran una tumba, tapiadas sin noción del día la noche. Salían una vez al baño, tenían un tarro para sus necesidades.

Relató su exilio con mucho dolor, destacó la humanidad que recibió de los franceses. Sostuvo que “no nos destruyeron, los sobrevivientes seguimos denunciando el sistema terrorista argentino. Reivindicamos nuestra lucha por otro mundo posible de solidaridad”.

Calvario de las madres

También testimonió Ninfa Hokofler, detenida en 1975 en San Pedro del hospital Paterson la sacan apuntando la llevan al ingenio La Mendieta, luego a la seccional de San Pedro y al Buen Pastor. En noviembre la llevan a Gorriti. Relató el calvario de las madres para ver a sus hijos pidiendo permiso al coronel Bulacio jefe del Area 323. Después del golpe del 76 llevaron muchas mujeres detenidas, vendadas de Ledesma, Quebrada. La recordó a Eblogia, Hilda Figueroa, Olga Demitropulos, Marina Vilte entre otras. Otro día llegaron las tres chicas Dominga, Juana y Alicia golpeadas y que Ernesto Jaig las sacaba a torturar. Ninfa pidió hablar con el obispo Miguel Medina que le dijo que tuviera paciencia, y también se encontró con Bulacios quien le preguntó si estaba de acuerdo con el gobierno militar y si no lo estaba la enviaría a la Antártida donde están los desaparecidos.

Al finalizar pidió justicia y que entreguen los cuerpos a los familiares.

“Medina me apuntó”

Eblogia Garnica, con mucha entereza a sus 81 años se traslado hasta este juicio para declarar y pedir justicia por sus hijos Domingo y Miguel Angel, desaparecidos. “No quiero que me devuelvan los huesos quiero a mis hijos” dijo destrozada a 37 años de la desaparición.

Eblogia fue detenida en 1976 por la noche junto a su hijo Domingo, y luego su hijo Miguel Angel detenido por Gendarmería. Su esposo había sido detenido el 28 de agosto de 1974 era fundador del Sindicato de Cañeros de Calilegua. Cuando la detiene le ponen un número y le quitan su documento, los llevan a Gendarmería de Ledesma y luego a Guerrero donde estuvo 10 días. Luego a Villa Gorriti, incomunicada, celdas individuales. Relató que estuvo a punto de perder la mano, “un enfermero me tiraba agua con kerosene y en Devoto me terminaron de curar” lastimaduras de ataduras en Guerrero. Al comisario Jaig dijo haberlo visto cuando visitaba a su marido en la cárcel y decían que estaba en Guerrero. También lo vio a Braga en el traslado a Villa Devoto a cargo del operativo. Recordó a Medina “se murió el desgraciado, estaba en Guerrero, no podía levantarme. Tenés que confesarte le dijo, qué hacía su familia y sacó una pistola y me apuntó. Si es ministro de Dios donde están mis hijos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario