domingo, 29 de septiembre de 2013

Una testigo relató que vio a tres víctimas en su lugar de detención

En una nueva audiencia por el segundo juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia de Jujuy, declaró Mercedes Susana Zalazar, quien fue apresada en 1975 y pudo ver durante su detención a tres de las víctimas cuyas causas se ventilan en estas audiencias.

Mercedes Susana Zalazar, quien ya había declarado en el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy como testigo de contexto histórico, relató hoy ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 1 de Jujuy su largo cautiverio en calidad de detenida-desaparecida, que se inició en 1975.

Testimonió que el primero de junio de 1976 vio entrar a la cárcel de Villa Gorriti a Dominga Álvarez de Scurta, Juana Francisca Torres Cabrera y María Alicia del Valle Ranzoni, entre otros detenidos, y que durante los diez días posteriores las mujeres eran sacadas de penal para ser torturadas. "Siempre regresaban muy golpeadas, y estaban amenazadas de muerte", recordó. Contó luego que un día vio cómo un policía se llevaba a las tres mujeres, y nunca las volvió a ver.

 Zalazar dijo que luego, por comentarios de las celadoras, se enteró de que las habían entregado al comisario Ernesto Jaig, que era el enlace entre la fuerza policial jujeña y el ejército argentino que operaba en la provincia.

 Juana Francisca Torres Cabrera y María Alicia del Valle Ranzoni permanecen aún en calidad de desaparecidas, mientras que el cuerpo de Dominga Álvarez de Scurta fue identificado en 1984 en el cementerio de Yala, donde había sido depositado como NN.

 En la época de su detención, Zalazar pertenecía a la Juventud Peronista, lo que era "una molestia" para el comisario Morales, el jefe policial de San Pedro de Jujuy, y para el dirigente político Eusebio Macías.

 Su detención se produjo en 1975 en la ciudad de Libertador Gral. San Martín, cuando fue a preguntar por el paradero de su novio, Francisco Gallardo, que habia sido apresado. En ese momento, el jefe de la seccional policial de esa localidad, de apellido Lescano (actualmente preso), la detuvo. "Me apuntó con un arma y me amenazó, me dijo que si no hablaba, me violaban. Ese hombre cumplió con su palabra”, narró Zalazar.

 Luego fue trasladada junto a su novio, que estaba muy golpeado por los tormentos sufridos, y Juan Giménez, a San Pedro de Jujuy. Más tarde, la llevaron al hogar El Buen Pastor y posteriormente a la cárcel de Villa Gorriti, donde fue alojada en un pabellón junto a Dora Weisz, que tuvo a su hija en cautiverio, Soledad López, Gladys Artunduaga, Ninfa Coffler, Martina Chavéz e Hilda Figueroa.

Relató que cada vez que podía se subía a un banco que había en su celda para ver cómo Dora criaba a su hija 'Poty' en el patio de la cárcel.

Reveló que luego del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976, las celadoras contaron que algunos oficiales del servicio penitenciario habían ido al regimiento militar a ocupar puestos de inteligencia y actuar como nexos entre el penal y el Área 323, que comandaba en el Regimiento de Infantería Mecanizada 20 el coronel Carlos Bulacio. Tres de estos oficiales eran Ricardo Ortiz, su hermano Carlos y Herminio Zárate, tres de los acusados en este proceso.

Finalmente, la mujer relató que en octubre de ese año fueron trasladadas a Villa Devoto en avión, y que durante el vuelo, además de castigarlas físicamente, las amenazaban con tirarlas al vacío.

El segundo testimonio de la jornada fue el del penitenciario Santos Jesús Vásquez, quien calificó a los procesados Ricardo Ortiz, Carlos Ortiz, Herminio Zárate y Mario Gutiérrez como "excelentes compañeros de trabajo”.

Sin embargo, aseguró no recordar los hechos de aquellos tiempos, aunque ante la insistencia del tribunal evocó que el 25 de marzo de 1976 prestaba servicio en la guardia externa del penal, que todos los puestos allí estaban ocupados por soldados y que un oficial de guardia, cuyo apellido olvidó, le había dicho que no podían "tomar contacto con los presos políticos".

Antes de finalizar la audiencia, el fiscal ad hoc Pablo Pelazzo pidió al tribunal la comparecencia de Ninfa Coffler y Martina Chávez, ambas exdetenidas que actualmente viven en Francia y podrían testimoniar por videoconferencia gracias a un acuerdo que existe con el Consulado de ese país.

En este juicio se están ventilando las causas por el secuestro y asesinato de Dominga Álvarez de Scurta, una docente miembro del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) cuyo cuerpo apareció en el cementerio de Yala, y “Giribaldi, Osvaldo Gregorio y otros”. En esta última causa, se investiga la detención y desaparición de, además de Giribaldi, de Jaime Lara Torres, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera y Jorge Turk Llapur.

La próxima audiencia será el miércoles venidero, donde testimoniará otro testigo-vícitma del horror y ex miembros del servicio penitenciario, que son convocados por la defensa de los procesados.

Fuente: http://elsubmarinojujuy.com.ar

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